¿Será esa la primera vez que realmente escribo una carta? Podría ser que sí, mi única salida volcada sobre un papel, con mi letra tan amorfa y mediana.
“No sé cómo se hace esto, jamás le he escrito nada a nadie que no sea mi madre y sabes bien que en las postales escribo dos líneas y ya me siento toda una literata. ¿Por dónde empezar? Ya sé, por el principio… Tengo la sensación de que cuando leas este mal chiste, sonreirás igual y me darán ganas de estar contigo para disfrutar esa sonrisa. Creo que me estoy llendo por la tangente…
Bueno que te escribo para contarte qué soñé…”.
-Mierda… -arrugo la hoja y la empujo hacia delante del mesón.
“Buenos días, escribo esto mientras aún duermes y me has dado la espalda toda la noche. No soy una experta escribiendo cartas, ya sabes que mi único acercamiento a un papel y un lápiz ha sido las postales a mi madre… Pero hago un esfuerzo para contarte algo que se me atraganta en la garganta siempre que intento decirlo. Quizás si te contara mi sueño podrías entender… O probablemente no entiendas nada porque no tengo idea cómo escribir y cómo explicar las cosas que me pasan. Ni si quiera puedo hablarlas bien sin titubear… Al parecer tampoco puedo pensarlas sin titubear cuando se trata de ti…”.
-Al parecer tampoco puedo pensarlas sin titubear cuando se trata de ti… -arrugo el ceño-, qué patético suena eso.
Vuelvo a arrugar el pedazo de papel y lo junto con el primero. Intento nuevamente con otra hoja en blanco y siento que mi comienzo es cojo, sin consistencia. Vuelta a hacer una bolita blanca y acumularla con los otros dos. Me paso una mano por el pelo con algo de desesperación al no encontrar las palabras exactas que logren definir y explicar todo lo que me ha pasado durante años.
“Te amo...”.
Observo la hoja en blanco y en el medio esas dos palabras temblorosas de mi puño. Si me acerco a mirarlas bien, puedo observar la fina veta del bolígrafo negro y siento que está todo mal, todo imperfecto. La arrugo. Que frustración no poder decirle todo. Agarro el último papel que me queda y miro la enorme pila de bolitas blancas.
Suspiro. Escribo dos líneas y las observo con crítica. Hasta ahora, es lo mejor que ha podido salir de mi…
“Voy a comprar pan…
Si necesitas algo, llámame al móvil”.
No es necesario repetir comentario. Ya te lo dije por interno.
:)
Coño, esta cosa no me publicó el comment.
¬¬
Bueh, me re fascinó su capítulo mijita, por favor siga escribiendo que, aún cuando es lo menos cliff hanger que hay, me ha dejado más metida aún.
Besos incoherentes.
Cuesta tanto decirlo...
Saludos Logan, te aplaudo nuevamente
Maestra... aseguro que todo el mundo lo dice...
asumo... nunca esta de mas...
Mis fieles...
Si siguen así me voy a teminar ceryendo el cuento.
Gracias por quedarse...
creaselo creaselo!!
es re bueno lo que he leido!
Bravo.
Ansiosamente espero la próxima entrega... BRAVO!!!
Logan, espero que te lo creas...
Saludos
insisto!... odio tus continuaras...
pero está muy buena la historia, sabes que me gusta tu manera de escribir.^^
supongo que sigue, no?
[Inserte aquí el sonido de aplausos]
Poco para decir....
Simplemente “bien” que hayas vuelto a escribir.
Very pretty site! Keep working. thnx!
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